¿Una tapicería clara se ensucia más? ¿Los colores oscuros roban luz? Hay “normas” decorativas establecidas que no son del todo ciertas. En esta guía publicada por el Mueble te lo aclaramos todo.
En decoración, hay afirmaciones que, quizá porque se han repetido una y otra vez, se han acabado transformando en normas decorativas. Pero son falsos mitos, tópicos que no son ciertos. Descubre cuáles son y por qué.
1 En decoración todo vale
Falso. Aunque es cierto que una casa auténtica es aquella que refleja los gustos y pasiones de sus propietarios, un buen interiorismo es el que saca partido a la luz, la arquitectura y los metros. Y para crear espacios funcionales hay que respetar ciertas reglas: circulaciones cómodas (pasos de 70 cm como mínimo), proporciones armoniosas (no tiene sentido colocar una mesa enorme en un comedor pequeño, pues reducirá aún más el espacio) y distancias ergonómicas (por ejemplo, la lámpara del comedor debe estar a 50-80 cm de la mesa para iluminar bien). No todo vale.
2 Contratar un decorador es caro
No siempre. Si eliges un buen profesional, además de ahorrar tiempo, te evitará quebraderos de cabeza, porque evitarás errores y tener que lidiar con los operarios. Un interiorista se ocupa tanto de la parte decorativa como de la técnica (desde el proyecto sobre plano a la dirección de obra). Decorar la casa no es solo embellecerla, sino acondicionarla para que se adapte a las necesidades de la vida diaria, lo que implica conocimientos de distribución, iluminación o climatización. El coste ronda el 15% de la obra (si la reforma vale 6.000 €, el decorador te costará unos 900 €). Pero el total se paga a plazos (12% al inicio, 12% por el anteproyecto, 36% elproyecto y 40% al final, por la dirección de la obra). El desembolso es escalonado.
3 Tener muchos armarios es la clave del orden
No, la clave es tenerlos dónde los necesitas. Más que muchos armarios, lo ideal es que estén en el lugar justo y que tengan un tamaño adecuado a lo que guardan. Sigue estos consejos. Ubícalos en su lugar ideal: el de las toallas en el baño y el ropero, donde te vistas. Y asígnales el fondo adecuado (60 cm para la ropa colgada, 35 para jerséis doblados, 30 cm para libros…). Si cada objeto tiene su espacio, está a mano y donde se usa, sí ganarás orden.
4 Los colores oscuros restan metros y luz
Depende de cómo los uses. Un color intenso se puede aplicar a una estancia sin que reduzca u oscurezca el espacio: la clave está en utilizarlo en la pared de la ventana. Al estar a contraluz, el color oscuro no resta luminosidad al espacio y, en cambio, al llegar la noche ambienta. Si pintas de oscuro una pared que no tiene ventana, decórala con un espejo para que refleje la luz y funcione como una ventana. Cuando la estancia es amplia, se puede aplicar el color a dos paredes enfrentadas para que se unan y te arropen. Como dicen los interioristas, no son los metros (ni la luz o el mobiliario) los que marcan los colores sino la atmósfera que deseas.
5 Sin color, un ambiente es monótono
Falso. Con una acertada mezcla de estilos y texturas, una estancia decorada en un solo color puede ser tan interesante y dinámica como la más colorida. Incluso solo con tonos blancos se puede crear un ambiente sofisticado. La clave para que no parezca frío y desangelado es combinar varios blancos (desde un hueso a un blanco con matices grises), contrastarlo con una pieza grande oscura (un sofá o la mesa de centro, por ejemplo) y añadir algún detalle (una butaca, una mesilla) en oro viejo o madera de cálido color miel. Y para que el ambiente no se perciba pobre, planificar una buena iluminación (con tres tipos de luz: general, ambiental y puntual).
6 Cuantas más lámparas, mejor luz
No siempre. Esta idea conduce a uno de los peores errores: el deslumbramiento. Es cierto que una casa poco iluminada se ve triste, pero sobreiluminada resulta teatral y puede deslumbrar. En lugar de multiplicar los puntos de luz, la clave es mezclar en cada espacio (desde el salón al baño) luces que procedan de diversos planos.
Una buena iluminación debe contar con tres calidades de luz: general (con puntos de luz de techo o pared), puntual y ambiental (con lámparas de sobremesa, de suelo o suspendidas). Así lograrás un ambiente agradable y bien iluminado. Y tendrás la luz adecuada para cada actividad: comer, leer, descansar…
7 Los tapizados, mejor gruesos y oscuros
No tiene porqué. Lejos de lo que se cree, la resistencia al desgaste de una tela no la aporta ni el peso ni el grosor, sino el que tenga los hilos muy juntos y apretados. Para tapizar, lo básico es elegir una tela tupida y compacta. A mayor cantidad de hilos por centímetro cuadrado, mayor resistencia y durabilidad tendrá. Por eso, hay telas finas, como la cretona, que son excelentes para tapizar. Es tan compacta o más que un jacquard o un terciopelo y muy resistente al desgaste. Para comprobar la resistencia de un tejido, haz como los decoradores: antes de adquirir una tela, ténsala con fuerza y descártala si la trama se abre o se deforma.
8 Las telas claras son más delicadas
Depende. No es del todo cierto que los colores claros sean siempre más delicados que los oscuros. Un blanco puro y liso sí que es poco sufrido, pero un color piedra o un tono lino puede soportar mejor el roce que un azul intenso. Si lo que buscas es una tapicería que disimule las manchas y sea sólida al roce, fíjate más en la textura que en el color.
En un algodón liso, una mancha se absorbe inmediatamente y deja un cerco difícil de eliminar. Pero en una chenilla o un terciopelo del mismo tono (al tener textura) la misma mancha se ve menos y se puede eliminar –o disimular– con un cepillado. Lo básico es que el tejido tenga un nivel de abrasión Martindale de 20.000 ciclos.
9 Una ventana sin cortina no es decorativa
No siempre. El gran error es colocar una cortina por obligación. ¿Por qué cubrir un ventanal que enmarca unas vistas bonitas? ¿Porqué tapar una ventana que decora por sí sola, en arco y con cuarterones? Es verdad que las cortinas trasmiten elegancia y crean ambientes íntimos y recogidos. Pero hay más elementos para lograr esos efectos: una chimenea, tapicerías de suave tacto, alfombras mullidas o luces cálidas.
10 La luz de focos es fría y deslumbrante
No. Solo si se ponen demasiados y mal situados, se equipan con las bombillas inadecuadas, y se eligen de las potencias o aberturas equivocadas. Para iluminar un recibidor, por ejemplo, puedes colocar focos perimetrales en el techo, pero para no crear cercos descarta las bombillas dicroicas (que tienen bajo consumo y dan una luz blanca y de gran intensidad, pero muy concentrada) y opta por halógenas lineales (o con bombillas difusoras) que distribuyen la luz. Para iluminar suavemente una estancia, elige potencias de 50 W pero aberturas amplias de unos 60 grados.
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Fuente: El Mueble